Alta resistencia a la corrosión: Ideales para ambientes agresivos como plantas químicas, zonas costeras o instalaciones con alta humedad, ya que no se oxidan ni degradan fácilmente.
Peso ligero: Son aproximadamente un 80% más ligeros que el acero y un 30% más que el aluminio, facilitando su transporte e instalación sin necesidad de equipos pesados.
Estabilidad dimensional: Presentan un bajo coeficiente de expansión y contracción, manteniendo su forma y tamaño incluso ante cambios extremos de temperatura.